agua envenenada en manos entreabiertas


andaban sobre un desprecio fatal
simplemente probable

allí la confianza antipática
yacía inerme sobre una brusca meditación

mientras tanto, las flores se ahogaban
en sus propios jarrones

agua envenenada en manos entreabiertas

dar un sorbo de ofrecimiento
es perder la cordura lentamente
con los ojos dados la vuelta
de un pavor al futuro

los dientes se derraman del miedo
caen por el suelo

así terminaría el amanecer obstinado